«Manufactura local, como ventaja competitiva en tiempos de pandemia»

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La tercera charla realizada en el marco del Ciclo de Seminarios MBA – USACH 2021, estuvo a cargo de Carlos Rizik, Plant Manager Planta Santiago en Schneider Electric Chile. En esta ocasión el charlista comenzó hablando sobre los distintos reconocimientos que ha tenido la empresa a nivel internacional para luego entrar a detallar el tema de su presentación “Manufactura local, como ventaja competitiva en tiempos de pandemia”.

Schneider Electric es una empresa líder en la transformación digital y automatización de energía en hogares, edificios, datacenters, infraestructuras e industrias. Está presente en más de 100 países, con 180 años de existencia como compañía. Es una compañía multidisciplinaria desde sus inicios siempre ha diversificado mucho los negocios y para Rizik, “entendemos que en la actualidad, los conceptos de digitalización, automatización y conectividad son los pilares que van a mover al mundo y son los pilares que nosotros estamos trabajando”.

Particularmente en Chile Schneider lleva más de 25 años, actualmente tiene contratado de manera directa a 460 empleados, 29% a nivel general son mujeres; dato relevante, ya que fueron reconocidos por la ONU con Bronce por tener políticas de diversidad e inclusión. Además, el 40% del equipo son mujeres, lo que habla de un compromiso real y concreto por el respeto por la igualdad y la diversidad.
En el 2021 fueron reconocidos por Global 100 como una de las compañías más sostenibles del mundo, “creemos en que el crecimiento si no es sostenible, si no se acompaña con una estrategia alineada a las problemáticas que el mundo tiene el día de hoy no tiene sentido; crecer por crecer no es la idea de Schneider, hay un compromiso en el que hacemos y cómo lo hacemos” asegura Carlos.

Sus reconocimientos no terminan aquí, pues también está categorizada como una de las empresas más atractivas para trabajar en Chile con talentos jóvenes y a nivel internacional también ha sido premiada por la Cámara Franco Chilena (Cámara que engloba a todas las empresas francesas que están en Chile) siendo reconocidos por todo el trabajo que se encuentran realizando particularmente en la fábrica asociado a los temas de responsabilidad social.

Manufactura local, como ventaja competitiva en tiempos de pandemia
Planta Santiago es la planta que Schneider inauguró el 2019, aunque ya existía desde 1946. En el 2018 Schneider compra la planta y finalmente el equipo de Global Suplain Chain toma la decisión y define seguir y convertirla en una planta regional, convertirla en una planta que si bien su foco está en Chile exporta a México, a Colombia, Perú, Brasil y Argentina; generando todo un proceso de transformación y eficiencia para llevarlo a la fábrica.

Rizik asegura que, “Cuando inicia la pandemia, nosotros nos movimos a la planta en el proceso del estallido social, con un montón de bloqueos y un montón de complicaciones, donde probablemente los ejecutivos que en su momento tomaron la decisión, dijeron qué estamos haciendo. Sin embargo, se creyó en el proyecto, avanzamos en el proyecto, lo concluimos…” agregando además que, “Nosotros creemos en las personas y en el desarrollo sustentable de las economías, apostamos no solamente por un beneficio particular de la compañía, sino que apostamos por ser parte del desarrollo del país, de entregar algo en el país donde estamos. Porque además el mantener una fábrica nos da la oportunidad de estar cerca de nuestros clientes, de poder entender sus necesidades e incluso anticiparnos a estas necesidades”.

Todo este proceso los llevó a descubrir que podían encontrar grandes sinergias en el país y estratégicamente encontraron grandes desarrolladores de economía circular e inyección como es el caso de Converplas, con quienes han podido trabajar en conjunto en reinyectar sus propios desechos de plástico.

El rol social de la compañía
Respecto al rol social de Schneider, Carlos destacó más de 17 microempresas, que son mujeres desde sus casas con pequeños talleres que son apadrinados por la compañía, “las hemos acompañado, las hemos formalizado legalmente, les hemos dado la oportunidad de tener algo que probablemente hasta hace 4 o 5 años atrás ellas no hubieran soñado y acompañamos ese proceso, tanto a nivel de calidad, a nivel de ingeniería para generar puestos de trabajo y darles la oportunidad de empoderarse y crecer.
Muchas de ellas ya dejaron de ser microempresarias y han pasado a pequeñas y medianas empresas que son responsables de un volumen importante de lo que nosotros realizamos todos los meses”.

Otro proyecto importante en esta misma línea son los CET (Centros de Estudio y Trabajo) que han instalado en dos cárceles que están en Santiago, una ubicada en Puente Alto que son el CET de hombres y otra ubicada en San Joaquín que es el CET de mujeres, donde la compañía les da trabajo y también la oportunidad de una reinserción real a las personas que están en las cárceles, “donde les hacemos sentir que son parte de la compañía, generamos espacios y talleres, con la misma ingeniería, con uniformes para que sientan que son parte del equipo de planta. Eso es un valor que en lo personal a mí me llena de orgullo, a la compañía la llena de orgullo, incluso desde una mirada estratégica ha sido fundamental para poder mantener la empresa operando, poder tener la flexibilidad de crecer cuando sea necesario y ganar participación de mercado” asegura Rizik.

¿Por qué manufactura local?
La fábrica empieza el proceso de pandemia en el mes de marzo, sin embargo, el equipo de planificación y de suplain chain ya habían empezado a leer que podrían haber cambios en el primer trimestre del año, y era necesario tomar algunas decisiones difíciles pero estratégicas como aumentar sus inventarios de manera muy importante; de esta forma asumen el gran riesgo que eso implicaba y adelantan sus focos metálicos y resinas permitiendo de esta forma y con un trabajo estratégico alineado con el gobierno, con el Ministerio de Economía, con el Ministerio del Interior; logran conseguir esa validación y tener materias primas y “aguantar”.

La compañía aguantó mayo y junio con una producción 40% por debajo, con un stock de materiales sumamente alto y llegando a julio la demanda se disparó y gracias a la cercanía de Schneider con sus clientes, y a pesar de que no podían cubrir esa demanda llegaron a acuerdos que pudieron cumplir gracias a la fábrica, la red de contratistas y las materias primas. La fábrica se activó, activó su red de contratistas, activo los CET y empezaron un trabajo sumamente estratégico, que no solamente les permitió mantener el trabajo, sino que les permitió ganar mercado.

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